Los trastornos alimenticios, o Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), son problemas relevantes de la salud mental.
Son enfermedades psiquiátricas debilitantes. Se distinguen por alteraciones persistentes de los hábitos de alimentación y conductas del control de peso. Éstos van a causar complicaciones importantes en la salud.
Su pronóstico mejora significativamente si son diagnosticados y tratados en forma precoz. Esto es difícil pues la mayor parte tienden a esconderlos al tener escasa conciencia de enfermedad y motivación al cambio.
En los últimos 15 años el número de personas afectadas se ha multiplicados por 10. Se estima que un 3% de las niñas adolescentes y jóvenes presentan anorexia o bulimia. Probablemente un 6% padezcan variantes clínicas importantes.
Los trastornos alimenticios afectan principalmente a adolescentes y mujeres jóvenes. Los estudios muestran que su prevalencia ha ido aumentando progresivamente.
Clasificación de los trastornos alimenticios en niños y adolescentes
Los TCA en la niñez y adolescencia se clasifican dependiendo de la edad de aparición.
Trastornos de la alimentación de inicio en la infancia
- Trastornos de la ingesta evitativo/restrictivo
- Anorexia infantil
- Trastorno de la regulación alimentaria
- TCA del vínculo
- Comedores selectivos
- TCA post-traumáticos
- TCA asociado a enfermedades orgánicas.
Trastornos de la alimentación prepuberales/de inicio temprano
- Trastornos de la ingesta evitativo/restrictivo
- Comedores selectivos
- Disfagia funcional
- Rechazo emocional de comida
- TA de inicio infantil
- Anorexia pre-puberal
- Bulimia nerviosa
- Trastorno por atracón.
Trastornos de la alimentación de inicio en la adolescencia
- Anorexia nerviosa
- Bulimia nerviosa
- Trastorno por atracón
- Trastornos de alimentación atípicos.
Signos de alarma de TCA
En los niños y adolescentes, algunos signos pueden ser considerados de alarma de trastornos alimenticios. Al ser detectados por los padres o maestros, deben ser tenidos en cuenta.
En la edad infantil
- No progresión adecuada en peso y talla (el más importante)
- Trastornos del sueño
- Persistencia de la comida selectiva y añadir nuevos alimentos al “repertorio” de los que no come
- Dificultades para las relaciones personales
- Irritabilidad o pasividad excesivas
La detección de desnutrición o carencias nutricionales específicas acompañada de alguna de éstas obliga la evaluación. El psicólogo descartará alguno de estos trastornos alimenticios a tiempo.
En la edad escolar
A estas edades, los trastornos alimenticios parecen y se desarrollan con muchísima rapidez. Tanto que puede superar la capacidad de respuesta de los padres y del personal de salud.
- Cambios en la conducta alimentaria como evitar comer algunos alimentos o texturas. Además, acumular comida en la boca o evitar tragarla.
- Intento por saltarse alguna comida, o esconder o tirar los alimentos
- Comer en secreto
- Inapetencia o dolor abdominal recurrente posterior a las comidas
- Detención de la curva de crecimiento en peso y talla, y retraso en el desarrollo puberal
- Cambios en el estado de ánimo (irritabilidad, aumento de rabietas, crisis de llanto, incremento de miedos).
En la adolescencia
Es la edad donde son más frecuentes los trastornos alimenticios que en cualquier otra época de la vida.
- Alteración de los patrones de alimentación
- Saltarse comidas
- Ayunos de 12-24 horas
- Presencia de vómitos autoprovocados o sin causa orgánica aparente
- Pérdida de peso no justificable
- Incremento o aparición de interés por la actividad física y cambio de patrón alimentario.
Los diferentes trastornos alimenticios
Todos estos trastornos van a estar originados por múltiples factores. Éstos incluyen trastornos emocionales y de la personalidad, presiones familiares, posible sensibilidad genética o biológica. Además, el vivir en una sociedad con obsesión por la delgadez.
Evidentemente, por ser tantos, no vamos a revisarlos todos. Nos concentraremos en los tres más frecuentes y que mayor compromiso provocan en los prepúberes y adolescentes.
Anorexia nerviosa
Consiste en un rechazo a mantener el peso igual o por encima del valor mínimo normal para la edad y talla.
El niño o adolescente padece un miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso. Esto, incluso estando debajo del peso normal.
En el fondo del problema, existe una alteración de la percepción del peso o siluetas corporales. Hay además una exageración de la importancia de la autoevaluación.
Bulimia nerviosa
Consiste en la presencia de atracones de comida recurrentes. Un atracón se caracteriza por:
- Ingesta de alimentos en un corto espacio de tiempo en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían
- Sensación de pérdida de control sobre la ingesta de alimentos (no poder parar o controlar el tipo o cantidad).
En este caso, hay conductas compensatorias inapropiadas recurrentes con el fin de evitar ganar peso. Se mencionan provocarse el vómito, uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas, ayuno o ejercicio excesivo.
Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas deben tener lugar al menos dos veces por semana. Y deben ocurrir durante un período de al menos tres meses para poder establecer el diagnóstico.
Trastorno por atracón
Consiste en la presencia de atracones recurrentes, los que están asociados con 3 o más de los siguientes:
- Comer:
- Mucho más rápido de lo normal
- Hasta sentirse incómodamente lleno
- Grandes cantidades cuando no se siente hambre
- Solo (por vergüenza)
- Sentirse indignado por uno mismo, deprimido o muy culpable.
En estos casos se va a producir una marcada angustia por la presencia de los atracones. Deben ocurrir, al menos 2 días a la semana por 6 meses para poder establecer el diagnóstico.
Síntomas generales de los TCA
Por la restricción de la ingesta, los déficits nutricionales y las conductas compensatorias, pueden presentarse los siguientes:
- Significativo aumento, disminución o fluctuaciones de peso
- Retraso en el desarrollo
- Fatiga o letárgica
- Debilidad
- Mareos
- Pre-síncopes y/o síncopes
- Intolerancia al frío
- Caída del cabello
Adicionalmente: palidez, equimosis fáciles, disnea, dolor torácico, palpitaciones, regurgitación y acidez. También constipación, poliuria (aumento de la frecuencia urinaria), ausencia de menstruación, calambres y convulsiones.
Todas estas patologías deben tratarse bajo supervisión psiquiátrica, en conjunto con un médico pediatra. Ellos dirigirán el equipo multidisciplinario (Nutricionista, Cardiólogo, Endocrinólogo) que atenderá al niño o adolescente afectado.
Se remarca que NO CEDEN ESPONTÁNEAMENTE ni con “el tiempo”. Por el contrario, se agravan, por lo que es fundamental la intervención temprana.
Mantener un peso adecuado es importante para tu salud, y puede lograrse sanamente. Te sugerimos leer este post anterior.